El libro que presentamos en nueva traducción recoge de primera mano gran parte de la doctrina vivida por santa Teresita y explicada en las circunstancias varias que nos ofrece su hermana Celina (Sor Genoveva de la Santa Faz). A ella le responde e instruye, y la gran memoria y orden de la hermana han hecho posible este legado complementario de la ?Historia de un alma?. Complementario no porque añada nada, sino porque confirma de un modo muy concreto las enseñanzas de la joven carmelita de Lisieux: su Caminito, su abandono, su pobreza, humildad?, la infancia espiritual, en definitiva.
Estas páginas son un testimonio no teórico ni abstracto, sino detallado, del aliento que inspiró la vida de nuestra Santa. Todos los escritos (la Historia de un alma, sus Cartas, Poesías) adquieren en los Consejos y recuerdos una gran luz de veracidad que los corrobora. Habrá todavía quien piense que la espiritualidad de santa Teresita es acaramelada, infantil, superficial, un camino de ilusiones? El lector, incluso si tiene algún conocimiento de la espiritualidad carmelitana, reconocerá que san Juan de la Cruz es el gran maestro de la Santa. La presentación es diversa, pero el núcleo es el mismo.

Este PEQUEÑO CATECISMO tiene por objeto responder a las numerosas peticiones de esclarecimiento formulada por personas deseosas de imitar a santa Teresa del Niño Jesús en su ?Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso del buen Dios?.
Ha parecido de utilidad, para luz y consuelo de un gran número, fijar aquí de una manera precisa, según los textos originales de la Santa y las enseñanzas que ella dio a sus novicias, el conjunto de sus pensamientos referentes a este Acto, nuevo en los anales de la Santa Iglesia, y que ha brotado espontáneamente de su corazón en el apogeo de su vida espiritual.
?Océanos de gracias?, según confesión propia, vinieron a inundar su alma inmediatamente después de esta donación de 9 de junio de 1985. El sueño de nuestra Santa era procurar el mismo beneficio a todas las almas de buena voluntad, sinceramente deseosas de amar a Dios y darle gusto?» (Carmelitas Descalzas de Lisieux).

La pederastia ha sido una catástrofe y un fracaso para la Iglesia. Una catástrofe: ha generado una crisis equiparable a lo que significó el terremoto de la Reforma en el siglo XVI. Un fracaso: ha hecho patente las deficiencias para gestionar la corrupción y el pecado que anida en sus miembros (sobre todo cuando ocupan un elevado rango eclesial).
Para afrontar de modo adecuado esta catástrofe y este fracaso no hay que focalizar la mirada en el hecho (tan terrible) de los abusos sexuales, sino que hay que descubrir e identificar lo que hay detrás y debajo: la lógica del abuso y de su encubrimiento como anulación de la libertad de las víctimas y del Pueblo de Dios; incluso, más en lo profundo, porque actúa de modo solapado el mecanismo del poder: utiliza modos sutiles para justificarse, para disfrazarse, para manipular a los otros. Algo hay en el poder que despierta pasiones arcaicas, que hace aflorar el fondo más oscuro del misterio humano.
Frente al poder, cuando tiende a revestirse de corrupción y de abuso, ¿puede haber otro antídoto que la libertad? También en la Iglesia, para no refugiarse en un escapismo idealizado. En el lejano 1970, F. Sebastián recordaba afirmaciones del Nuevo Testamento como ?donde está el Espíritu hay libertad?, ?la verdad hace libres?, ?la creación entera aguarda su liberación?, y se sorprendía de que hubieran sido poco utilizadas para elaborar una concepción de la vida y de los valores cristianos.
Se trata, en suma, de una reflexión teológica que, brotando del corazón del acontecimiento salvífico, no ignora el rumor de la calle. Y, todo ello, desde el gozo de una libertad herida también en las encrucijadas actuales de la Iglesia.

La poesía de Anna Duart es siempre un asombroso asombro, trate lo que trate o deje de tratar: el de la relación de la finito abierto a lo infinito, que en última determinación necesita descansar: "Eresa la gota que en el mar culmina".

?Podemos decir que ?Los sermones del Santísimo Sacramento? son el conjunto de los escritos avilistas eucarísticos fundamentales. No son los únicos, por supuesto, ya que todas las obras del santo maestro conservan un tinte eucarístico propio de la vivencia espiritual del santo, pero son en conjunto los que mejor conservan la doctrina eucarística.
Se trata de sermones y, por tanto, pertenecen al género de la oratoria, pero aun así, están redactados a modo de «tratados Eucarísticos». Los sermones van dirigidos al hombre concreto, en su situación histórica, cultural y sociológica.
Poseen estos sermones un denso contenido doctrinal dogmático y bíblico y, al mismo tiempo, directo cercano y adaptado al pueblo que lo recibe? (Carlos Jesús gallardo Panadero).
Pablo Cervera Barranco, sacerdote diocesano, ha puesto en castellano de nuestros días este tesoro de doctrina que se encierra en los escritos de san Juan de Ávila.

Lerma, el duque de la villa ducal, Francisco de Sandoval y Rojas; fray Alberto de la Madre de Dios, el tracista; las monjas y los frailes, carmelitas descalzos, y, sobre todo, las gentes de la villa desfilan por las páginas de esta monografía.
Querido lector, espero que la disfrutes y te sirva para conocer el pasado carmelitano de Lerma (Burgos).

El desafío que el contexto de pluralidad religiosa lanza a la Iglesia nos interpela a investigar sobre el diálogo interreligioso. El objetivo principal es analizar, mediante el método histórico, los documentos del Magisterio pontificio contemporáneo y de los organismos de la Iglesia en relación con el diálogo interreligioso. El estudio señala la continuidad y el avance en la enseñanza sobre el diálogo interreligioso.
La verdadera actividad interreligiosa significa apertura, disponibilidad al diálogo, búsqueda común de la verdad, pero de ningún modo significa renunciar a la identidad cristiana ni olvidar las profundas diferencias. El diálogo interreligioso está al servicio de la misión evangelizadora y es inseparable de la cuestión de la verdad y de la promoción humana.
Son también fundamentales: la centralidad de Jesucristo, la importancia de la razón, la fraternidad humana, la libertad religiosa, el cuidado de la creación y el compromiso por la paz.

El tema de la victimación pertenece a la vida cristiana como tal. Es verdad que el imaginario colectivo nos presenta una fotografía de la misma poco menos que de masoquismo. La realidad cristiana es otra. El bautismo nos inserta en la muerte y resurrección de Cristo y, a partir de ahí, en grados y progresiones distintas, hasta el martirio, la victimación forma parte de la vida cristiana.
La asunción del dolor y del sufrimiento es una forma de victimación que se entiende desde la inserción bautismal en Cristo muerto, víctima por nuestros pecados.
La problemática que se recoge en el presente libro está siempre ahí y los criterios utilizados siguen siendo válidos y, por lo tanto, puede hacer bien en el campo de la reflexión teológica espiritual y acompañamiento de las personas.
El autor ha tomado como título principal del libro unas palabras de una oración de la Misa del Sagrado Corazón: al fin y al cabo toda verdadera victimación, en el sentido amplio en que se la considera aquí, es una expresión de amor a Jesucristo para reparación de los propios pecados y de los de todos los hombres.
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A mediados del siglo XVI, en la ciudad de Burgos, se erigió el hospital de la
Concepción. Hay que conocer cómo vivían sus vecinos en ese momento, qué motivó emprender la obra y qué personas lo hicieron posible. Burgos vivía uno de los momentos más prósperos de su historia, compitiendo como centro comercial hacia el mundo con las ciudades europeas más carismáticas; cuna de los más avispados mercaderes. Lapobreza iba pareja a la riqueza, y entre ambos estados, la cofradía de la Concepción hizo posible dignificar la vida y la muerte de los más necesitados. Al mercader Diego de Bernuy Orense le convenció la abnegación, dedicación y caridad demostradas por estos cofrades al atender a los pobres, y en sus manos entregó el magnífico hospital, contando para su construcción con los mejores alarifes. Lacofradía procuró desde su origen dar servicios religiosos y sanitarios a los pobres, con el auxilio de los mejores profesionales que pasaron por la ciudad; quedando representados unos y otros por el boticario y clérigo Gerónimo de Torres, quien dedicó la vida a la institución, mantenida gracias al apoyo económico de muchos benefactores.

Conocer; proclamar; divulgar; anunciar el Evangelio de la misericordia, de la misericordia de Dios, es la gran y gozosa tarea que tiene, a lo largo de los tiempos, la Iglesia, fruto y obra de la misericordia, testigo de la misericordia.
Es lo que hace este libro inspirado en el Evangelio de Lucas, que tienes en tus manos para empaparte de él. Todo él, desde la primera hasta la última de sus páginas, es una confesión de fe y una proclamación gozosa de esta misericordia de Dios, que no tiene límite y se nos ha manifestado en el Hijo de María, que canta y se alegra por esta misericordia.